sábado, 2 de junio de 2012

Nomiedo

DR. JEKYLL (Miedo equilibrante) y MR. HYDE (Miedo Toxico) Extracto del libro NoMiedo en la empresa y en la vida de Pilar Jerico ¡Necesitamos el miedo! En la medida que nos ayuda a protegernos de los peligros y nos da ciertas dosis de prudencia para no decir lo que realmente pensamos a nuestro jefe o abandonar nuestro trabajo sin otra opción laboral. El miedo, por tanto, equilibra ciertos impulsos que tenemos desde muy pequeños. Los padres juegan un papel esencial en su transmisión. Educan a sus hijos para que no se asomen demasiado a una ventana, no jueguen con enchufes o respeten a los profesores. En definitiva, necesitamos el miedo equilibrante para ser prudentes. Ya lo decía Aristóteles: la prudencia es la virtud práctica de los sabios. Sin embargo, este tipo de miedo, el equilibrante, deja de ser positivo cuando nos paraliza y nos impide poner en juego todo nuestro potencial. Es entonces cuando se convierte en miedo toxico. Y este, sin lugar a dudas, no solo es innecesario sino que, además, nos perjudica a nosotros y a nuestras empresas. El uso del miedo toxico tiene un alto precio en la cuenta de resultados y en nuestra felicidad, pero, desafortunadamente, esta a la orden del día. “El miedo (toxico) es una emoción que puede alcanzar grados de alta intensidad y se mueve junto a la ansiedad y la angustia, modificando sustancias en el organismo y produciendo numerosos fenómenos psicosomáticos” Ramiro Calle, autor de los afectos. ¿Qué diferencias hay entre el miedo equilibrante y el toxico? La mas importante su efecto. Cuando el miedo equilibrante se deforma en toxico, entra en escena mister Hyde, asesinando nuestras capacidades. Nos deja vacíos de futuro. Es un freno a nuestro talento y al de otros si tenemos responsabilidades directivas. El equilibrante, por el contrario, es inocuo respecto al desempeño. Otra diferencia es su duración. El miedo toxico no tiene fecha de caducidad, quien lo sufre se ve afectado por el en una gran parte de sus decisiones y comportamientos, tanto en su trabajo como fuera del mismo. El equilibrante, sin embargo, solo hace su “aparición estelar” en momentos puntuales. La diferencia es sutil, pero los resultados de traspasar la delgada línea roja no lo son en absoluto. Y, desgraciadamente, cuando una empresa emplea el miedo como forma de gestión, pulsa el interruptor de nuestro miedo equilibrante y lo convierte en mister Hyde. Nota:disculpen errores ortagraficos por problemas con teclado

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